Trastornos del sueño
El ser humano está programado para tener ciclos diarios de vigilia (cuando estamos despiertos) y sueño. La fase del sueño coincide con las horas de oscuridad y es aconsejable que se produzca durante la noche, ya que se ha demostrado es un sueño más reparador que el que realizamos durante el día.
Cuando existen problemas en el sueño, nos volvemos menos productivos, estamos más cansados e irascibles y nos adaptamos peor a las exigencias de la rutina diaria. Los problemas de sueño se dividen en Insomnio, Hipersomnia y Parasomnias.
Insomnio. Ocurre cuando persistentemente tenemos problemas en conciliar el sueño, cuando nos despertamos muchas veces y nos cuesta dormirnos otra vez o cuando nos despertamos antes de la hora y no podemos volver a dormir. Si esto sucede ocasionalmente o durante algunos días, se considera normal. Cuando sucede durante un mes o más y perjudica nuestro bienestar diario se diagnostica como un problema.
Hipersomnia. Ocurre cuando durante el día tenemos sueño y necesitamos dormir varias veces. Sin embargo ese sueño no es reparador, o sea, seguimos cansados y somnolientos.
Parasomnias. Surgen durante el sueño. Son el sonambulismo, los terrores nocturnos y las pesadillas.
Siempre que estas situaciones se prolonguen en el tiempo y se repitan todos o varios días por semana, causando malestar, cansancio, desconcentración, olvidos, dolores de cabeza, etc., deben considerarse un problema y deben tratarse. La farmacología en estas situaciones es poco eficaz, porque los inductores del sueño crean hábito en el organismo si prolongamos su consumo a lo largo de los años. Esto significa que el cuerpo se habitúa a la dosis y necesita otra mayor. Además sabemos que en todos estos trastornos, existen muchos factores psicológicos y comportamentales, como ansiedad, no saber gestionar las preocupaciones, determinadas creencias y determinados hábitos que no ayudan a regular la función del sueño.
Por esa razón será de máxima ayuda la terapia psicológica, que facilitará pautas a cada persona para encontrar y desarrollar estrategias que permitan regular su ciclo sueño/vigilia de la forma más idónea para cada problemática. Incluso cuando el problema pueda estar asociado a una condición médica, como apnea del sueño u otras, la terapia facilitará estrategias para generar un mayor descanso, aunque no sea suficiente para la resolución del problema.