Comunicación asertiva
El conflicto no es otra cosa que un desencuentro de intereses o de ideas. No es malo en sí mismo. Al contrario. De los conflictos es de donde surgen nuevas ideas y realidades. La evolución de las sociedades, de las tecnologías, de los modelos económicos, de las ciencias y de la medicina, ocurre gracias a que los valores o las teorías dejan de responder satisfactoriamente a las necesidades emergentes. Este desencuentro es el motor que genera las energías necesarias para garantizar y hacer posible el proceso de cambio que genera a su vez nuevas respuestas más satisfactorias y gratificantes, capaces de atender nuevas necesidades emergentes de realidades distintas y a veces más complejas. El problema surge, cuando encaramos el conflicto como una guerra personal, cuando el objetivo del conflicto es destruir al otro o ganar yo, no la búsqueda de soluciones alternativas. Con frecuencia el conflicto se convierte en un pulso de poder donde todo vale. Y la primera arma que usamos es una comunicación agresiva o sumisa. Una forma de comunicación destructiva o pasiva que va contra el otro o contra mí mismo. Muchas veces perdemos la razón por la forma como decimos las cosas. Otras gastamos nuestra energía en defendernos del ataque agresivo del otro, impidiéndonos así rentabilizarla en la búsqueda de soluciones. alternativas. Comportamiento genera comportamiento. Y es bueno saber, que podemos trabajar la habilidad que nos permite decir las cosas sin herir a los demás. Así seremos menos heridos. Decir las cosas apuntando soluciones. Así seremos menos criticados. Aprender a decir no, a pedir lo que necesitamos, a oír los pedidos de los otros, a dar nuestra opinión sin imponerla. Esa es la habilidad de la comunicación asertiva.