Autoestima
La estima que tenemos por nosotros mismo. El amor que nos profesamos aceptando nuestros errores y nuestros defectos sin ponernos en causa constantemente. Este sentimiento hacia mi mismo está en la base de muchos de nuestros comportamientos y de casi todas nuestras elecciones y decisiones. Una mala autoestima, ya sea por defecto o por exceso, nos traerá problemas en la relación con los otros, nos impedirá hacer las cosas que son realmente importantes, nos dejará miedosos e inseguros ante las elecciones y los retos y nos hará vivir obligándonos al esfuerzo constante por agradar, o por impedir que los otros nos juzguen negativamente, haciéndonos depender del juicio y del valor que nos otorgan los demás. O bien, por exceso, lo que se llama una falsa autoestima o una autoestima inflada, causará dolor a nuestros seres querido, porque nos impondremos de forma controladora y posesiva generando tensión y displacer con nuestras exigencias. La estima por mí mismo se aprende de la experiencia de la vida y sobre todo de las relaciones de amor en las que hemos crecido. No siempre las relaciones significativas o las experiencias pasadas son el mejor caldo de cultivo para aprender a amarnos y respetarno. Y muchas veces no aceptar esto nos lleva a perpetuar relaciones poco nutritivas y proyectos de vida pobres que no son lo que deseamos. Eso a su vez cierra el círculo que perpetúa una mala estima por mí mismo. La estima y el concepto que tengo de mí, tengo que elaborarlo y trabajarlo yo a partir de la adolescencia. Nutrirlo adecuadamente es una labor personal e intransferible que sólo cada individuo adulto puede hacer por sí mismo. Aprende a conocerte y a quererte como mereces. Verás cómo cambia tu vida.