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La terapia es la forma de facilitar un cambio en tus emociones, en tus pensamientos y en tus conductas. La ansiedad, la depresión, el insomnio, la baja autoestima, las fobias, los problemas con los demás, las conductas no deseadas de tus hijos, etc, son indicadores que te avisan de que hay algo que cambiar.

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Problemas de comportamiento alimentario

Problemas de comportamiento alimentario

Comer es un instinto heredado genéticamente, con el que nacemos todos los seres vivos, pero en el caso del ser humano hay todo un abanico de rituales y significados alrededor de la comida. Este componente no se hereda, sino que se aprende. Por eso es muy importante, cuando surge un problema relacionado con la ingesta de comida, consultar a un profesional de comportamientos y emociones. Dos dimensiones humanas, estrechamente ligadas a la sensación de hambre y al comportamiento de comer, desde la más tierna infancia. Tanto en los problemas de anorexia, como en los de bulimia, y/u obesidad, existen factores psicológicos, comportamentales y emocionales asociados, que son de máxima importancia a la hora de resolver el problema.

Estos tres tipos de trastornos en la alimentación tienen un fuerte impacto en la salud de la persona. La ingesta inadecuada de nutrientes, ya sea por defecto, por exceso o por irregularidad y el uso de purgas y/o ejercicio excesivo, pueden desde dañar órganos concretos, reduciendo la calidad de vida hasta provocar la muerte de la persona.

Cuando antes se trabajen estos problemas más fácil resultará resolverlos. Por el contrario, si no se trabajan con prontitud, la probabilidad de que se cronifiquen aumenta.

Anorexia nerviosa

Se caracteriza por la reducción en la ingesta de alimento, una perdida considerable de peso y una visión distorsionada del cuerpo, donde la persona a pesar de estar delgadísima se ve gorda. Suele aparecer entre los 15 y los 25 años. Las personas que la sufren suelen ser inteligentes, perfeccionistas y creen que su éxito irá asociado a su físico.

Bulimia nerviosa

Se caracteriza por comilonas incontroladas y compulsivas de comida muy calórica en gran cantidad y en poco tiempo, yendo acompañada frecuentemente por el uso de purgantes o incluso la provocación del vómito. Suele aparecer entre los 15 y los 25 años. Las personas que la sufren suelen ser inteligentes, y presentan dificultades en la identificación y gestión de sus emociones. Suelen esforzarse mucho en tener el control de las situaciones. Viven este problema en secreto y con mucha vergüenza y se hacen un daño terrible a ellas mismas.

Obesidad o exceso de peso

Sin duda este problema tiene fuertes factores biológicos y metabólicos implicados, pero también es cierto que casi siempre se verifica en los casos de exceso de peso u obesidad unos hábitos de alimentación erróneos. A comer se aprende, a veces bien y a veces mal. La misma alimentación no va a tener el mismo impacto en dos metabolismos diferentes, por lo que no existe una única dieta correcta. Cada persona, debería tener noción de que tipo de alimentos, que cantidades y con qué frecuencia debe comerlos, para que su metabolismo pueda trabajar de forma equilibrada, haciendo un balance correcto entre consumo y desgaste energético. Esto varía mucho de unas personas a otras. Por eso es muy importante trabajar con un buen nutricionista que nos de pautas educativas sobre nuestros hábitos alimenticios. Pero cambiar hábitos, rituales, creencias, aprender a distinguir y gestionar la ansiedad, a controlar el impulso etc., suele ser una tarea difícil, que muchas veces el mejor nutricionista no consigue trabajar. Desde la psicología, y siempre que se estime necesario en colaboración con un nutricionista, enseñamos a la persona a gestionar este cambio de hábitos y creencias, proporcionándole y ayudándole a entrenar las estrategias necesarias. 

Trastornos del sueño

El ser humano está programado para tener ciclos diarios de vigilia (cuando estamos despiertos) y sueño. La fase del sueño coincide con las horas de oscuridad y es aconsejable que se produzca durante la noche, ya que se ha demostrado es un sueño más reparador que el que realizamos durante el día. 

Cuando existen problemas en el sueño, nos volvemos menos productivos, estamos más cansados e irascibles y nos adaptamos peor a las exigencias de la rutina diaria. Los problemas de sueño se dividen en Insomnio, Hipersomnia y Parasomnias.

Insomnio. Ocurre cuando persistentemente tenemos problemas en conciliar el sueño, cuando nos despertamos muchas veces y nos cuesta dormirnos otra vez o cuando nos despertamos antes de la hora y no podemos volver a dormir. Si esto sucede ocasionalmente o durante algunos días, se considera normal. Cuando sucede durante un mes o más y perjudica nuestro bienestar diario se diagnostica como un problema. 

Hipersomnia. Ocurre cuando durante el día tenemos sueño y necesitamos dormir varias veces. Sin embargo ese sueño no es reparador, o sea, seguimos cansados y somnolientos.

Parasomnias. Surgen durante el sueño. Son el sonambulismo, los terrores nocturnos y las pesadillas.

Siempre que estas situaciones se prolonguen en el tiempo y se repitan todos o varios días por semana, causando malestar, cansancio, desconcentración, olvidos, dolores de cabeza, etc., deben considerarse un problema y deben tratarse. La farmacología en estas situaciones es poco eficaz, porque los inductores del sueño crean hábito en el organismo si prolongamos su consumo a lo largo de los años. Esto significa que el cuerpo se habitúa a la dosis y necesita otra mayor. Además sabemos que en todos estos trastornos, existen muchos factores psicológicos y comportamentales, como ansiedad, no saber gestionar las preocupaciones, determinadas creencias y determinados hábitos que no ayudan a regular la función del sueño.

Por esa razón será de máxima ayuda la terapia psicológica, que facilitará pautas a cada persona para encontrar y desarrollar estrategias que permitan regular su ciclo sueño/vigilia de la forma más idónea para cada problemática. Incluso cuando el problema pueda estar asociado a una condición médica, como apnea del sueño u otras, la terapia facilitará estrategias para generar un mayor descanso, aunque no sea suficiente para la resolución del problema.

Perfeccionismo y exigencia elevada

"Lo perfecto es enemigo de lo bueno. Voltaire". El sentido común en esta cita de Voltaire apunta hacia la incongruencia de la exigencia y del perfeccionismo extremo. Una vez que la perfección no existe más que como un ideal, la sola intención de querer convertir la idea de perfección en realidad de perfección es una trampa. Muchas personas creen que tienen el control de sus vidas controlando todo a su alrededor y se sienten francamente mal si no lo consiguen. Surgen así las ideas y las necesidades rígidas sobre el orden, la limpieza, la higiene, la salud, la seguridad o el control de la vida de los otros que no son próximos. Esto genera sufrimiento en la propia persona que rara vez ve logrado su objetivo y en su circulo de relaciones, que rara vez puede sentir la aceptación de sí sin estas exigencias impuestas por el otro exigente y perfeccionista. Muchas veces la toma de decisión de estas personas se ve afectada, no siendo capaces de asumir el grado de riesgo o de falta de control inherente a cualquier toma de decisión en la que siempre se pierde algo. Otras veces, las personas anteponen sus necesidades rígidas a las necesidades reales de la vida y de los otros, alterando su jerarquía de necesidades y precipitándose en decisiones en las que pierden personas y afectos mucho más importantes que sus manías de control y perfección.

Comunicación asertiva

El conflicto no es otra cosa que un desencuentro de intereses o de ideas. No es malo en sí mismo. Al contrario. De los conflictos es de donde surgen nuevas ideas y realidades. La evolución de las sociedades, de las tecnologías, de los modelos económicos, de las ciencias y de la medicina, ocurre gracias a que los valores o las teorías dejan de responder satisfactoriamente a las necesidades emergentes. Este desencuentro es el motor que genera las energías necesarias para garantizar y hacer posible el proceso de cambio que genera a su vez nuevas respuestas más satisfactorias y gratificantes, capaces de atender nuevas necesidades emergentes de realidades distintas y a veces más complejas. El problema surge, cuando encaramos el conflicto como una guerra personal, cuando el objetivo del conflicto es destruir al otro o ganar yo, no la búsqueda de soluciones alternativas. Con frecuencia el conflicto se convierte en un pulso de poder donde todo vale. Y la primera arma que usamos es una comunicación agresiva o sumisa. Una forma de comunicación destructiva o pasiva que va contra el otro o contra mí mismo. Muchas veces perdemos la razón por la forma como decimos las cosas. Otras gastamos nuestra energía en defendernos del ataque agresivo del otro, impidiéndonos así rentabilizarla en la búsqueda de soluciones. alternativas. Comportamiento genera comportamiento. Y es bueno saber, que podemos trabajar la habilidad que nos permite decir las cosas sin herir a los demás. Así seremos menos heridos. Decir las cosas apuntando soluciones. Así seremos menos criticados. Aprender a decir no, a pedir lo que necesitamos, a oír los pedidos de los otros, a dar nuestra opinión sin imponerla. Esa es la habilidad de la comunicación asertiva.

Estrés postraumático

Cuando por algún motivo nos exponemos a situaciones que hacen peligrar nuestra vida o nuestra integridad o presenciamos la muerte o la amenaza de la vida de otros, nuestro organismo tiene una respuesta emocional intensa, muy intensa y muy difícil de gestionar. En esa respuesta se ven envueltos elementos bioquímicos y organismos que regulan el estrés fisiológico de nuestro cuerpo. Dicho estrés está en la base de comportamientos como alteraciones en el sueño, pesadillas, pensamientos o imágenes repetitivos de la situación que provocó dicha respuesta de estrés. Cuando estos y otros comportamientos como por ejemplo el evitar pasar por el lugar donde todo sucedió, o la activación de malestar en presencia del sitio, persona u objetos relacionados con el acontecimiento que desencadenó la respuesta de estrés, se repiten y persisten más de dos meses después de lo acontecido, tenemos criterio para diagnosticar estrés postraumático. La calidad de vida de la persona disminuye y si no se trabaja en psicoterapia, el problema aumentará como una bola de nieve. El acontecimiento puede ser súbito y único, como un accidente o una agresión física o sexual, o persistente y repetitivo como un maltrato continuado. 

¡Desarróllate en plenitud!

 

 

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Horario psicólogo Valladolid

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